Hay una jerarquía de causas de malentendidos.
Esto puede ser tan simple como mala visión o mala audición; la pérdida de audición es bastante común en adultos mayores y puede ser un factor de paranoia por malentendidos. Existen indicios de que la pérdida auditiva acelera el deterioro cognitivo, y los dos juntos pueden aumentar el riesgo de agitación. Una mala audición puede llevar a la aparición de alucinaciones auditivas. El tinnitus puede malinterpretarse o transformarse en alucinaciones, incluso musicales. La mala visión también puede ser una causa de alucinaciones visuales.
Los malentendidos también pueden deberse a déficits cognitivos, del lenguaje o de la memoria; el manejo del comportamiento suele ser suficiente después del análisis de los comportamientos antecedentes, pero el conocimiento por parte de la familia y los cuidadores sobre la naturaleza de estos déficits es vital para identificar el error precipitante de percepción, lenguaje o memoria.
Los delirios aparecen en la demencia por muchos motivos. Con frecuencia tienen una naturaleza sospechosa. La mala comprensión del comportamiento de los demás puede precipitar nociones fugaces o no amenazantes, pero también ideas más permanentes y fijas. Un ejemplo es el síndrome del impostor, en el que el paciente cree que alguien que conoce o reconoce ha sido reemplazado por un impostor. Si los delirios parecen provocar agresión, el tratamiento con medicamentos puede ser útil o necesario, pero ellos pueden ser muy resistentes a los fármacos.